viernes, 21 de octubre de 2011

Dorso- Romance (1990)

Ó-ra-le. Que manera de tener botado esto... es que con esto de tomar clases de conducción y "estudiar" para la PSU, junto la poca voluntad que me acompaña desde mitad de año se olvida la responsabilidad de darle comida al blog. Dah, retomemos el punto en que nos quedamos, pero antes... ¡mataron a Gadaffi! (al menos eso dicen los videos y los testimonios, pero no faltan los paranoicos crónicos [porque puta weón, yo tenía un leve caso de paranoia pero esto es mucho] que dicen que no ha muerto, así que habría que imaginarse que estará jugando a las cartas con Hitler, Paul Schäfer y Osama si nunca murió), lo que me enseñó una valiosa lección: Nunca prestarle plata a un dictador para que invierta en equipos italianos.

En resumen, Dorso ya había dado un salto a la escena musical chilena de los ochenta con Bajo una luna cámbrica, mostrando que el metal no se estancaría en Chile. Ahora eran los 90 y se necesitaba material nuevo, no solo en términos de banda por cuestiones de contrato ni nada, sino en lo musical; fue entonces cuando nació Romance. Para los que pensaron el disco anterior era lo bastante progresivo (cosa que no es tan así) este les voló la cabeza, porque es metal progresivo de principio a fin, con concepto enmarcado en las temáticas de terror clásicas de la banda y un sonido limítrofe entre Genesis y alguna de esas bandas de metal progresivo que no escucho porque no me tincan. El concepto esta vez sería más gótico, muy en la volada romanticista (¿será que por eso se llama así el disco? ¬¬), con una historia de amor, traición y homicidios que trasciende la línea entre el mundo físico y el fantasmal. Según una página que ya no existe y un resumen que había en wikipedia y algun genio borró, la historia trata sobre Reytec, un señor medieval que se enamora del fantasma de una mujer que habita en su mansión. El problema para él (cualquiera que se haya enamorado de una aparición incorpórea entenderá) era que al ser de mundos diferentes era difícil que pasara algo, lo que le llevó a hacer un pacto con la Madre de las Tinieblas, bruja putrefacta con la que establece un pacto que le permite pasar al mundo de los muertos a cambio de sacrificios (o a cambio de que los espectros tomen almas de su gente, no recuerdo) para unirse con su amada, hasta que llega un punto en que la Mater de tinieblas, como también es conocida, traiciona a Reytec quien, junto a su amada, junta fuerzas para combatir y vencer a sus hordas oscuras. El resto de las canciones (Ave Dorsal [clásico de sus tocatas unplugged], Romance 2 y El Hárem) son historias aparte, como si fuera una película de presentaciones múltiples, pero a la vez ofrecen una muestra de la capacidad improvisacional de la banda, sobre todo Romance 2. El Hárem, en cambio, nos deja claro que los ritmos étnicos extranjeros no quedan ajenos a su mezcla de estilos, oh no no. Incluso en una parte del tema Romance se escucha un interludio cuequero entre todo ese progresivo sonando.
En cuanto a historia relevante a la banda este disco marco un punto de duda, en el que algunos miembros (Topelberg y Eltit) no estaban muy conformes con el giro que dio el sonido, pero Pera no quería dejar la banda ahí y se juntó con dos de los miembros más recientes, Marcelo Naves (batería) y Alvaro Soms (guitarra), lo que daba el inicio de una nueva era para Dorso, una que vendrá en nuestro SIGUIENTE POST!

1990- Romance

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