Si en el post anterior le tocó a Dios en calidad de juez ser el personaje principal, ahora le toca al otro weón: el cachuo.
La página de Facebook de The Holy Filament ya ha contribuido más de una vez en presentar nueva música: me pasó con Lerdo, con Sorbaco, con bandas de colaboradores de Patton (no necesariamente buenas ni intedezantes) y por abril presentó una primicia de bandcamp, la plataforma online que miles de artistas independientes usan para promover sus trabajos y ganar su platita. Emm, claro, ahora le estoy quitando unos tantos, varios, billetes al muchachón, pero queda en ustedes comprarlos con mejor calidad, ¿no?
Ah, a lo que iba. The Holy Filament publicó por esas fechas un artículo sobre una "banda" llamada Zeal and Ardor, que presentaba una innovadora mezcla entre el blues y el black metal. Mira po weón, BLUES y BLACK METAL. ¿Que tienen en común? Bueno, que son negros. Lel. No, estoy webeando, la verdad es que son estilos muy disímiles, a pesar de que el rock, hijo y padre de ambos estilos, comparten raíces pues suenan completamente diferentes. ¿Como se combina eso, entonces, para que no suene mal?
Si algo hemos aprendido hasta ahora, después de escuchar tanta cosa, es que puedes mezclar lo que sea y siempre quedará bien. Bueno, hay que saber hacerlo, obvio, pero si no igual habrá alguien que guste de lo que lograste. El mundo es grande y lleno de gente miserable abierta a todo. Aparte siempre insistiré con que el futuro de la música está en la fusión extrema.
Para empezar, la banda en realidad un proyecto del músico multi-instrumentalista neoyorkino Manuel Gagneaux que algún día pensó que sería gracioso escuchar gospels pero dedicados al diablo. Es más, aunó ideas cuando presentó su música en la sección /mu/ de 4chan, donde cohabitan snobs y trolles por igual y hacen mierda o adoran a muerte todo lo que emita sonido, y vio que su música era bien recibída, obviando a los clásicos troles que pasaban de /b/ a /mu/ por joder un rato. En un thread todos posteaban un estilo musical que les viniera a la cabeza y lo típico, salió harta mierda rara entremedio, pero por ahí vio "nigger music" y "black metal", que lo llevó a pensar ¿por qué no? Y eso deja claro también que no es solo blues lo que Gagneaux metió al caldo, pues también puso una pista electrónica más cercana al hip-hop, hartos toques de rythmn and blues y el ya mencionado gospel; todo lo que le sonara a negro. En su juventud fue asiduo a varias bandas de black metal y recordando su pasado dizque malulo pensó en como sonarían canciones de plegarias pero dirigidas al diablo. Que decir po, el resultado pega. Sobre todo porque Manuel tiene un vozarrón rasposo digno de un bluesman de los años 30, como si sus genes recesivos se activaran cada vez que hace atronar sus cuerdas vocales y diafragma canalizando a los fantasmas del sur de los Estados Unidos. De hecho no son pocos los que creen que la voz está sampleada de algún músico de la época, porque puta que suena igual.
A la primera mención de "blues metal" nos viene la pregunta que abrió el tema: ¿que tienen en común? En lo acústico espero que, como yo, compartan lo ya dicho, que todo puede combinarse si se usan las herramientas adecuadas y se tiene talento para equilibrar los elementos, pero la similitud en este caso va más allá de la práctica y del blues como base primigenia del género y todas esas weás. Lo primero que pensé, y que Gagneaux confirmó cuando leí unas entrevistas sobre su proyecto, es el vínculo "satánico" de ambas corrientes musicales. El blues fue forjado a base de penas, dolor, muchas muertes, asesinatos, drogadicción, adulterio, locomotoras y uno que otro pacto diabólico. El más famoso es la legendaria reunión de Robert Johnson con el diablo en un cruce de caminos cercano al Mississippi, que inspiraría su canción "Crossroads", sumando coincidencias líricas con "Me and the devil blues" y "Hell Hound on my trail". La verdad es que "The Crossroad blues" no da ningún indicio de que ande buscando al diablo en el campo de noche, mas si suena más cercano a un negro atrapado por la noche en la carretera en tiempos en que era peligroso para ellos ser atrapado de noche por una turba de blancos cogote rosado esperando linchar a quien no comparta su color. Como sea, la leyenda lleva años establecida y vende bien. Por otra parte, a lo largo de su historia el black metal (la corriente no nihilista, al menos) siempre ha practicado abiertamente su apoyo, culto y simpatía por Satanás, Lucifer, el Diablo, Lucífugo Rofocal y cual sea el avatar suyo que elijas. Históricamente ambas facciones tienen cosas que compartir y solo bastaba que alguien bien motivado los presentara y los pusiera a trabajar en equipo.
Pero la pregunta clave en realidad es ¿que tanto de black metal y que tanto de blues hay? Si, las otras preguntas fueron puro relleno. Puta, no soy estadístico, pero puedo decir que ni fú ni fá. A pesar de los elementos ya mencionados de la música negra tradicional (cantos gospel, call and answer de los "negro spirituals" y el toque desgarrado del blues sureño), destacables en Come on Down, y hay mucha instrumentalización con guitarras distorsionadas, baterías aceleradas y growls laríngeos, pero tan poco de cada cosa que la suma total parece dar algo nuevo. Y puta, hay un tema que tiene base estilo hip-hop po (Sacrilegium I) en que no sé que pasa, más otro que parece de película de cabros chicos diabólicos a la Niños del maíz sumado a una recitación de varios demonios del Ars Goetia (Children's Summon y Sacrilegium II). La cosa es que, para hacerla fácil, digamos que es black metal y blues en los tags.
Las letras son las medias plegarias, perfectas para asustar mormones y testigos de Jehová que sepan inglés, pues acá los esclavos negros claman por sacrificios humanos (In Ashes), sangre corriendo en los ríos (el gospel de Blood in the River) y nos recuerda que el único dios bueno es el dios muerto. Con eso ya veo ateos regocijándose con cautela y con "What's a killer like you gonna do here?" tenemos a asesinos en serie vacilándose un buen jazz vieja escuela ante la parrilla con la carne que trajo Andrei Chikatilo.
Creo que eso sería de momento, mucho ruido y pocos doritos de mi parte, pero he estado de ánimo raro desde fines del mes pasado. Debe ser la falta de plata y no tener suficientes discos en Discogs. Voy a hacer una weá super pajera esta vez, espero que sea la última, pero es que tuve problemas ripeando el disco y cuando intenté retomar el asunto ya lo habían borrado de bandcamp y de youtube. Tengo tres temas todos cagados en el pendrive y obviamente eso no sirve, así que como reemplazo les dejo el link de un blog que lo subió hace unos meses y fue más al punto que yo a la hora de describirlo. Véanlo y tasarán.
Si eventualmente muere el link me avisan y lo subo por mi cuenta, de momento prefiero no "robárselo" al compañero y mandarlos a su casa.
A todo esto, el único post polémico del blog, el de cierta banda de metal chilena, sigue recibiendo el odio de un anon über-true (quizás de más de uno, quizá de una comunidad completa o de la misma banda) que le da con la misma perogrullada de que soy poser y no se ná. Puta, bien, poser no soy (o sí, da igual) porque no tengo ninguna pará e ignorante soy porque todos lo somos, de una forma u otra. La weá difícil, en tu caso estimado fome culiao, es aceptarlo. Al menos el weón me visita el blog todos los días, las estadísticas lo sapearon. Vive tu vida weón, ni siquiera hablé mal de la banda y ese disco culiao me gusta caleta.