Cada vez que vuelvo me siento como cuando llego atrasado a la pega pensando en como explicar que me retrasó y luego me doy cuenta que no necesito hacerlo, pero lo digo igual porque me gusta hablar weás.
Espero que hayan bajado todas las expectativas respecto al blog, porque he estado desaparecido y metido en la pasta y cuesta dejarla. Es que me habían pillado las compras de verano de Steam y, junto con hacer cagar el sueldo en juegos baratos pero en cantidades, encontré joyitas que nunca había bajado porque me daba paja y no lo haría jamás por lo mismo. Ya con Sleeping Dogs les digo todo. Puta que juego más bueno weono: las peleas callejeras, esa misión en DLC homenaje a las películas hongkonesas de artes marciales (ya, de Bruce Lee en verdad, es puro Enter the Dragon) con todo y filtros de cámara vieja de 16 mmm quizás, los tiroteos a la John Woo como Max Payne pero con esteroides en vez de tranquilizantes, la bellísima y fiel representación del espacio claustrofóbico y colorido de Hong-Kong... todo hecho para amarlo. Sobre todos los cornetes y patadas, cosa que falta en los GTA y los Saint Rows ni los comparo porque son otra weá. También compré reliquias de lujo como los Call of Cthulhu de MS-DOS (tengo una dibilidá por los juegos viejos que no alcancé a jugar con mi primer pc), Max Payne, los Commandos y no sé, hartas cosas viejas y nuevas. The Forest me gustó también; me encanta abrir un juego y hacer lo que no hago en la vida real como buscar leña y contemplar el paisaje desde un cerro mientras en mi ventana hay pedazo de puesta de sol. Mentira, veo las dos cosas; todos podemos, siempre se puede hacer más de una cosa a la vez. Claro que terminé buscando leña y saliendo a buscar agua en una olla esperando no encontrarme con caníbales o con un amasijo de brazos y piernas gigante atacando mi campamento.
Al menos los juegos estuvieron buenos, el resto fue una mierda. La mina que me gusta pololeaba y mi colon parece querer matarme otra vez. Ah, la vejez. La cosa es que sobreviví a tanto amor proveniente de píxeles y violencia digital para traer música y recuerdos. También hartos comentarios ajenos al tema, nunca faltan. No digo que sean necesarios, pero no faltan. Me gustaría que fuera así, pero tanto ustedes como yo sabemos que eso nunca va a pasar.
Con esta me cierran el blog, les digo al tiro.
Al punto. Si prendo la tele, hago zapping en el menú del deco y veo que están dando o que darán Forrest Gump en algún canal, la veo. Tengo que verla, es una especie de obligación fisiológica, algo que no puedo parar y que una vez que empiezo sigue sin más pausas que los comerciales y una que otra contemplación existencial que me lleva a preguntarme "weón, ¿en serio? ¿otra vez? ¿la veinteava en el año o quizás más?". Y yo estoy conciente que la película puede ser más yanqui que la chucha, que ya pelando la primera cáscara nos encontramos con una propaganda poco favorecedora del sector más conservador y republicano de Estadosunidoslandia, que la escena del bombardeo en Vietnam es como el hoyo y otras cosas así, pero no puedo no verla.
Hace unos meses estuve solo en la casa y necesitaba ir a comprar pan, pero como justo estaba empezando Forrest me dije "ya, a los comerciales" y cuando por fin bajé a comprar no quedaba nada. Forrest puede cagarte la vida como puede cambiartela. Ya, quizás exagero, no diría que te la cambia, pero... no sé, de cierta forma fue parte de la mia. No sé que tanto de las suyas, conozco a muchos que detestan esa película con todo su ki y otros que la llaman un bodrio sentimentaloide para nenas gringas, pero para gustos los genitales. Aaaah sí, agarro mi vaso de limonada, me reclino en mi silla no reclinable y miro hacia la noche con nubosidad parcial recordando los viejos tiempos.
Recuerdo la primera vez que vimos Forrest Gump mis amigos y yo. No todos juntos, pero si todos la misma noche en que Canal 13 la paso, no recuerdo el año, pero debió ser por el 96 o 97. Quizás cuenteo si digo que fue la primera vez que la transmitió, pero nunca la había visto y que al otro día todos la parafrasearamos indicaba que así era. Con mi hermana y la vecina del frente imitabamos el sonido que hacía Forrest cuando también imitaba al profe que se comió a su mamá para admitirlo en la escuela. Por aquel entonces tenía como 8 años más o menos, no tenía idea de que weá pasaba dentro de esa casa, pero nos causó gracia y cada vez que pasaba gente fuera de nuestras casas nosotros, sentados en los medidores de agua, les rebuznábamos como Forrest. Como supongo le habrá pasado a todos los que eramos niños entonces, había mucho en esa película que no entendíamos bien; por ejemplo no podía relacionar que el papá de Jenny fuera "muy cariñoso" con ella pero aún así Jenny le temiera tanto, pero el tiempo y cosas como el Caso Spiniak me enseñaron que su padre la violaba. Antes de eso era algo que nunca se me habría pasado por la cabeza. Una razón más para ver Forrest Gump entonces, porque la iba entendiendo. También recuerdo que, cuando la vi como por segunda con mi hermana y mi mamá, ella nos explicó que Jenny había muerto de "cáncer al choro" [sic] por meterse con tantos hombres. Si, así de sutil es mi mamá, pero el tiempo me enseñó que podría haber muerto de SIDA, aunque ella misma dice que los médicos no sabían que tenía y en 1982 la conocían, pero como una enfermedad "exclusiva de gays". Brígido pensar que en 1994 Forrest Gump hacía un guiño a la enfermedad y que un año antes Philadelphia, también con Tom Hanks a la cabeza, llevara a Hollywood el tema y a la vez le enseñara a la gente que un paciente con VIH/SIDA no tiene por que ser distanciado de la sociedad ni discriminado, entre varias lecciones importantes, pero mientras tanto acá en Chile seguía el lobby con la iglesia católica para que se pudiera advertir a la población que mediante preservativos podíamos prevenir la proliferación de lo que en un momento se pensó podría convertirse en una pandemia. La transición fue tan lenta... tanto que sigue siendo lenta.
La película también me gusta mucho por la misma razón por la que me gustan Los Simpsons (capítulos clásicos, al menos): el desfile de referencias históricas y de cultura pop, sobre todo por el innovador uso de la inserción digital de Forrest en imágenes de archivo, que pasarían piola si uno no supiera que es una película y no un documental. Una vez que ya estaba más viejo y con más enciclopedias en el cuerpo ya entendía todos los momentos históricos con los que Forrest tenía el cueazo de toparse: Que el "club de fantasmas" al que pertenecía Nathan Bedford Forrest, en cuya "memoria" nombraran al pequeño Gump, era el Ku Klux Klan; la segregación racial y el intento de George Wallace por impedir la inclusión de estudiantes negros a la Universidad de Alabama; el asesinato de Kennedy; la guerra de Vietnam; el caso Watergate, en que Forrest terminó siendo Garganta Profunda; el huracán Carmen y un interminable desfile de sucesos históricos relevantes para gringos. Por otra parte también fue creador de fenómenos de la cultura pop, como el sticker "Shit happens", el Smiley y el "Have a Nice Day", los pasos de baile de Elvis, parafraseó Imagine con John Lennon y otras más que no recuerdo. También hay guiños, no sé si intencionados o no, a otros trabajos, como la semejanza física del teniente Dan en silla de ruedas con el vagabundo del disco Aqualung de Jethro Tull y una visión al futuro cuando el mismo personaje llega a la boda de Gump con "piernas mágicas" de aleación de titanio, a lo que el se refiere como "hechas con el mismo material de los transbordadores espaciales". Un año después Gary Sinise está por subir a un transbordador en Apolo 13, pero por salud queda abajo. Magic happens.
Otra característica del filme es la amplia gama de emociones que maneja, tanto que cuesta clasificarla como drama, comedia, romántica o bélica. No es ninguna de las anteriores, pero sí todas las anteriores. Si es épica, pero ¿épica que? Película épica, simplemente.
Peeero también está la contraparte: unas cuantas líneas atrás dije que la película podría pecar de ser altamente conservadora y sí, hay un por qué. Hay dos facetas muy marcadas y diferentes, que son Jenny y Forrest. Jenny entra al movimiento hippie en los sesentas, destacable y recordado por su oposición a la política intervencionista estadounidense en los conflictos armados extranjeros; se une al cuerpo de Estudiantes por una Sociedad Democrática, con un pololo hippie que la maltrata; llegan los setentas, entra en la onda disco y se vuelve jalera; en los ochenta intenta consolidar un poco su vida, vuelve con Forrest, le dice que lo ama pero le remarca que él no sabe que es el amor en una escena que siempre me saca lagrimones; se acuesta con Forrest y desaparece y al final es madre soltera y muere. En resumen es una mina liberal y el villano de la película. En el otro lado está Forrest, un hombre que, si bien tiene retraso mental, sirve a su país sin hacer preguntas, da todo lo que puede y no pide nada a cambio, al punto de terminar cortando el pasto gratis aún cuando es héroe de guerra condecorado y un exitoso empresario. Cuando va al rally en Washington de Veteranos contra la guerra no protesta en realidad, sólo cuenta su experiencia y como perdió a Bubba, su mejor amigo. Juega al ping-pong como diplomático de EEUU en China solo porque le gusta. Hace lo que hace y sin querer sirve al país, no busca llevar la contra y quienes lo hicieron terminaron drogadictos y con alguna ETS no explicada. En todo caso es una teoría que leí por ahí, hay quienes le ven sentido y quienes no y en realidad puede concordar un poco, pero como toda teoría de fans depende de cuantas vueltas le des a un concepto.
Hablando de repensar una idea, también están las interpretaciones a la pluma que abre y cierra la película: la fragilidad de la vida, el destino contra la suerte y no sé cuantas cosas más me pueden sugerir. De hecho la mamá de Forrest, dentro de sus variadas perlas de sabiduría, habla sobre el plan maestro que todos tenemos al nacer y que no conocemos, idea que el teniente Dan compartía, con la diferencia de que el aseveraba que siempre conoció su final, que debía morir en batalla como sus ancestros. Forrest lo salvó, le negó ese destino autoimpuesto y gracias a eso pudo forjar una nueva vida que nunca habría imaginado, solo cuando aceptó que el mismo podía decidir que camino darle a su vida. Jenny quiso ser dueña de su propio destino pero el pasado fue su imperecera cadena y no pudo controlar el ritmo de su vida hasta que lo pudo enfrentar. Forrest fue siempre presa de lo que podríamos llamar el azar, porque tenía el poder sincrónico de estar siempre en algún momento destacable de la historia. Al final ¿flotamos como una pluma al viento, víctimas de los vientos y los elementos que determinan a donde nos moveremos, o nuestro camino viene prefijado por el destino mismo o por algún maestro abstracto que programó nuestra vida de principio a fin? Siempre he creido en la fuerza creadora del caos, que controla de verdad el universo, pero a su vez no anula la convicción de que podamos nosotros mismos, seres autoconcientes, tomar las riendas de lo que haremos y lo que no.
Se supone que el blog es de música y no he escrito nada referente al soundtrack. En sí es un compilado de música rock y pop que representa el espíritu de cada década y a la vez las situaciones de la película. Personalmente encuentro que la elección de canciones para las escenas de Vietnam y los sesentas-setentas en general son casi automáticas, pero definen y a la larga invocan imágenes de cada época. Hay varias canciones que, tanto por tema de licencia como por espacio de disco, no terminaron en la banda sonora oficial, como varias canciones de The Doors que suenan en 'Nam. Ahora claro, este no es el OST, la única pieza original para la película es Forrest Gump Suite de Alan Silvestri, compositor que ha colaborado en varias películas de Robert Zemeckis y cuyo otro trabajo memorable es el OST de Volver al Futuro. Aún con su amplio currículum y la emotividad y repercusión del tema principal de Forrest Gump solo ha sido nominado al Oscar. Pero algún día le tocará, lo merece. Di Caprio también y lo recibió.
La verdad es que quise acelerar un poco los dedos porque quisiera dar mi pésame tardío a un confesado lector de este sitio el señor Gonzalo Rojas, que hace poco más de un mes dio el último adiós a su papá y nos contó su amarga experiencia en la página de 7mo Vicio. Yo no diré que tuve una buena vida con mi papá: pasamos varios malos ratos por su culpa y a la vez estuvimos distanciados por años debido a su trabajo, llegando a vernos con suerte unas dos semanas al año, pero nunca negaré lo importante que ha sido para mí como persona, que me enseñó el valor del trabajo y de la familia, me acercó al rock de su época para juntos disfrutar de la misma música imperecedera, me dio grandes lecciones sobre la vida en las calles nocturnas que no he vivido y sobre todo nunca nos dejó de lado. Hace años él me dijo "me encontré esta película y no la veía desde que era pendejo, véela" y me pasó un dvd de Easy Rider. Hasta hoy sigo amando esa película. Entiendo lo doloroso que es la pérdida de un padre para quienes tuvimos la dicha de contar con uno en nuestra familia. No digo que lo he vivido, pero amar a una persona implica que dolerá aún más aceptar que ya no está o no estará con nosotros. Espero que la memoria siga y el dolor esté atenuado.
Espero también que no me borren el post, pero fijo que lo harán. La maldición del copyright y el duelo (véase lo que pasó con la subida del Pet Sounds). Pero antes que nada, algo que la voz en mi cabeza siempre decía: La vida es como una caja de galletas, nunca sabes lo que te va a tocar: puede tocarte un hilo, agujas, alfileres, pero nunca galletas.
sábado, 27 de agosto de 2016
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